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EL GRAN RETO DE UN EXTENSO VOCABULARIO

Biblioteca pública de Ciudad del Cabo, Suráfrica.

Queridísimos lectores:

A primera vista parece oficio de tontos coleccionar palabras en el cerebro. ¿Por qué no coleccionar algo más tangible, como piedras, paraguas o llaveros? No faltan los que arguyen que fuera de las palabras de uso cotidiano, no hace falta saber más, supuestamente porque raramente se utilizan en la conversación, es fácil olvidarlas, y dan un aire de pedantería a quien las usa.

Si fuera así, deberíamos quedarnos con las palabras más básicas, y regirnos por la ley del mínimo común denominador. Este mismo razonamiento podría aplicarse a cualquier rama del conocimiento: ¿para qué hacer experimentos científicos, si ya “sabemos tanto”? ¿Para qué pagarles a unos académicos locos, o a esos llamados “filósofos”, seres que se dedican a indagar sobre temas tan ajenos al día a día, como el origen de la vida en nuestro planeta, o el futuro de la humanidad, etc.?

Si no fuese por el inconformismo, la curiosidad y la sed de conocimiento que afortunadamente no pocos han tenido a lo largo de la historia, seguiríamos hoy profesando ideas dogmáticas, tal vez creyendo que el sol gira alrededor de una Tierra plana, o que es imposible volar en un aparato más pesado que el aire.

¿Pero, qué tiene que ver esto con el vocabulario? Para quienes defienden aquello de que no hace falta saber más allá de lo elemental, tengo excelentes noticias que tal vez los motiven a ampliar su léxico. Y si es en varios idiomas, aún mejor. He aquí algunos beneficios derivados del conocimiento de nuevas palabras:

     1. Es un estímulo para las funciones cognitivas: cada palabra nueva es territorio desconocido, por lo que estimula la creación de sinapsis.

     2.  Mejora la comprensión de lectura: cada palabra que incorporamos a nuestro acervo léxico nos permite captar con precisión una idea. Cuanto mayor sea nuestro vocabulario, más fluida será la lectura, pues con menos frecuencia tendremos que recurrir a averiguar el significado de una nueva palabra.

     3. Nos permite establecer relaciones con otros idiomas, y deducir más rápidamente ciertos significados. Ejemplo: si sé que en italiano finestra significa “ventana”, y también sé que en francés fenêtre significa “ventana”, cuando me tropiece con la palabra castellana “fenestra”, me será fácil suponer que muy probablemente signifique también “ventana”, y también que “defenestrar” significa “arrojar a alguien por una ventana”.

      4. El vocabulario extenso mejora la capacidad de escucha: es difícil seguir el hilo de una exposición o una narración cuando desconocemos numerosas palabras o palabras clave para entender el tema.

     5. El disfrute de la literatura es mayor, pues un gran léxico nos permite detectar sutilizas y matices que de otra manera pasarían de largo. Es decir: mejora nuestra observación.

     6. Al escribir, dispondremos de un mayor y mejor repertorio, lo que acrecentará nuestra capacidad de expresión. Es como ir a un banquete donde hay comida para todos los gustos, no únicamente papas, arroz y carne.

     7. Las palabras nos dan mayor capacidad de convicción. Ya sea oral o escrita, la palabra justa en el sitio justo demuestra seguridad en la expresión, conocimiento del tema, y un nivel alto de cultura.

 

     8. Permite crear nuevos vocablos. Pensemos en la cantidad de inventos cuyos nombres emergen del conocimiento de otras palabras, muchas veces provenientes de los idiomas que han dado origen al nuestro. Ejemplos: un aparato que nos permite ver diversas épocas históricas bien puede llamarse – como en efecto se llama– “cronovisor” (del griego cronos = tiempo + visor = dispositivo óptico); un hidrófono es un aparato para transmitir sonido a través del agua (del griego  hidro = agua + fono = sonido).

     9. Permite dar instrucciones más claras. Imaginemos una cirugía en la que ni los médicos, ni las enfermeras, ni los instrumentadores quirúrgicos conocen los nombres de los procedimientos, los instrumentos, las sustancias, etc. ¿Qué resultado podría preverse?

     10. El vocabulario certero es una herramienta de liderazgo. Un buen líder debe hacerse entender según su audiencia, para lo cual debe adaptar su vocabulario según las necesidades, ya sea en un clima académico, militar, profesional, tecnológico, de negocios o de cualquier otra índole. Un líder inspira, pero muy difícilmente podrá lograrlo si no puede expresarse correctamente.

 

Esta lista no es exhaustiva. Ni más faltaba. Pretende solamente ofrecer argumentos de peso para alentar al público en general a incrementar su vocabulario.

MINUCIAS

Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.

Proverbio hindú.

SABIDURÍA DE SANCHO PANZA

A quien Dios quiere bien, la casa le sabe.

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15 Comments

  1. Marc Silverman

    POTUS would not agree!

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  2. José Javier Meneses Pulido

    Estos principios que usted cita bien pueden aplicarse a cualquier idioma, cualquier época histórica y cualquier momento de la vida. Nunca se podrá decir que alguien sabe DEMASIADAS palabras. ¿Qué es DEMASIADO? La capacidad del cerebro humano es infinitamente elástica. Como el corazón: no hay límite para la capacidad de amar. ¡Y qué gran ejercicio este del vocabulario para bloquear el deterioro cognitivo! Me gustó mucho su artículo.

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    • Yilda Ruiz Monroy

      Tiene usted toda la razón. No importa el idioma para aprender nuevas palabras. Además, tratándose del nuestro, el ejercicio de aumentar el vocabulario muchas veces nos enseña que creemos que al castellano le faltan palabras, pero no es tal el caso. Más bien es ignorancia nuestra.

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  3. Yilda Ruiz Monroy

    El ejercicio de acrecentar el vocabulario es algo que no debe tomarse como quien practica una nemotécnica. Es mucho más que eso, aunque, lógicamente, también. ejercita la memoria. ¿Quién podría decir que alguien sabe DEMASIADAS palabras? Esto es imposible. La capacidad del cerebro humano es infinita, como la del corazón. ¿Por qué quedarnos con lo más básico? Me gustó mucho su artículo. ¡Gracias!

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  4. Estefanía del Mar

    Noto que a los jóvenes les molesta aprender palabras, o sienten un gran desprecio por el esfuerzo que implica aprender palabras nuevas, sobre todo de nuestro idioma. Para el inglés sí están místicos. Agradezco su artículo.

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    • Yilda Ruiz Monroy

      Yo tengo la misma impresión. Algo se me encoge en el alma cuando veo el desprecio que algunos sienten, particularmente los jóvenes, por lo que es nuestro, incluido el idioma. Me duele la postración ante los extranjero, especialmente si viene del Norte.

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  5. yonalopa

    Aumentar el vocabulario es descubrir nuevos mundos, combatir la ignorancias, y ejercitar el cerebro.

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  6. Stella Méndez

    Yilda, éste artículo me encantó. Estoy totalmente de acuerdo con el hecho de tener un vocabulario extenso y cada día aprender más y más sobre nuestro idioma, y por supuesto otros idiomas más. Gracias

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    • Yilda Ruiz Monroy

      Muchas gracias. Así es. Aunque solo sea por el ejercicio mental. Aunque esa fuera la única razón, sería suficiente para motivarnos a ejercitar el cerebro.

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  7. Liliana Manzi

    Cara Yilda, efectivamente es una dicha poder leer y entender palabras que en el diario vivir no usamos. Así como también es una alegría sentir la curiosidad y abrir un diccionario. Es en este momento que aparece la magia de los nuevos términos con sus sinónimos y antónimos. Como siempre tus escritos y reflexiones son un regalo para el alma. Gracias

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    • Yilda Ruiz Monroy

      Agradezco mucho este comentario. Abrir el diccionario es un hábito que debería instilarse desde la más tierna infancia. Y sí: es pura magia para el alma.

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  8. Rigoberto Caro

    Una manera (no la única) de adquirir vocabulario es practicar juegos que impliquen conocimiento de palabras, tales como Rumi´Q, scrabble, vocabulario y otros. Otro truco es hacer dos o tres oraciones con las palabras nuevas. Tratar de usar cada palabra nueva tan pronto como la aprendemos.

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