EN EL DÍA DEL IDIOMA

Plaza mayor, emblemática de Villa de Leyva, Boyacá, Colombia.
“SUMERCÉ”: ¿PATRIMONIO HISTÓRICO O REZAGO COLONIAL?
Muchos de ustedes saben que vivo en el hermoso y verdísimo departamento de Boyacá, en Colombia. Más concretamente, en el colonial, histórico y turístico municipio de Villa de Leyva, cuna y sitio de habitación de grandes próceres de la independencia, como El Sabio Caldas, Antonio Nariño y Antonio Ricaurte. Y es aquí, en Boyacá, juntamente con el departamento de Cundinamarca, donde se usa una palabra muy peculiar.
“Peculiar”, porque creo que no se oye en ninguna otra parte de habla hispana en tiempos actuales. Ha caído en desuso, como mínimo en sus formas arcaicas: “vuestra merced” “vuesa merced”, “vuesamerced” hasta llegar al más reciente “su merced” y, el que nos ocupa en el día de hoy: “sumercé”.
Esta original palabra causa sorpresa a quienes no son oriundos de este rincón suramericano. Nosotros, los nacidos y/o criados en el Altiplano Cundiboyacense,[1] no nos sorprendemos de lo que podríamos considerar “rezagos feudales” o “rezagos coloniales”. Y digo esto porque este pronombre se origina en la “debida sumisión” que los indígenas y demás poblaciones nativas debían mostrar al español de turno.
Es un pronombre personal equivalente a “usted”, y, por tanto, todo verbo que lo acompañe debe conjugarse como si se tratara de este último, así: sumercé trabaja (usted trabaja), sumercé madruga mucho (usted madruga mucho), etc., etc.
Ahora que creo haber dejado en claro mi amor y admiración irrestrictos por Boyacá, quiero expresar mis conflictivos sentimientos por esta palabra: por una parte, es algo típico, pintoresco y original del hablar de estas tierras. En ese sentido, comprendo a quienes lo consideran un fenómeno lingüístico y un patrimonio digno de conservación. Pero, al mismo tiempo, debo confesar que jamás uso esta palabra. Lo hago a propósito, y me corrijo si en algún momento trata de salírseme involuntariamente, después de tantos años de ser habitante de esta queridísima región.
¿Y por qué lo hago a propósito? Porque, a pesar de que se podría interpretar como una forma alternativa de “usted”, la diferencia con “sumercé’ está en que este último vocablo nació del servilismo obligado del pueblo nativo hacia el peninsular. Y aunque ya nos quitamos a España de encima, “sumercé” sigue usándose para dirigirse a una persona considerada de una clase social o de una posición (laboral o de otro tipo) superior a la de quien la emplea. Su uso entre “iguales” es nulo o muy escaso, y jamás se emplea en un ambiente formal. ¿Cuándo fue la última vez que ustedes oyeron “sumercé” en una reunión de ejecutivos, de políticos, de científicos o de profesores universitarios? En cambio, entren en la más humilde tienda boyacense, y es muy probable que inmediatamente oigan incluso esta adición que se le ha hecho al “sumercé” (reservada para mujeres): “sumercé linda”.
En estos tiempos en que cada vez se reconoce más la influencia del lenguaje en nuestra manera de ver la vida, yo invito al lector a reflexionar sobre el uso de esta palabra. ¿Piensa usted que debemos conservarla por ser algo muy propio de esta región, o, por el contrario, debemos eliminarla por su connotación de subordinación? Quizá usted no se había planteado nunca este asunto. Si es así, me daré por satisfecha con el solo hecho de haberlo invitado a reflexionar.
¡ Los dejo con esta canción que atestigua la vigencia que aún tiene esta palabra en tiempos modernos!
¡FELIZ DÍA DEL IDIOMA!
[1] El altiplano que comprende los departamentos de Cundinamarca y Boyacá.

MINUCIAS
“Sumercé linda”.
Frase típica del departamento de Boyacá.


SABIDURÍA DE SANCHO PANZA
La diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza su contraria.
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